Las piedras

Era verano, en la playa, el oficio del padre era "pescador de piedras". Los niños sentados en la arena, dejando que las olas rozaran sus pies, examinaban pacientemente las piedras que su padre iba trayendo, eran metódicos y cuidadosos; cada piedra tenía su tiempo. El padre se sumergía y buscaba en el fondo, agitado por las olas, alguna piedra que mereciera la pena:
piedras con franjas, jaspeadas, erosionadas, agujereadas, con extrañas formas...cualquiera con algo peculiar.Cada dos o tres zambullidas el padre encontraba alguna piedra posible y la guardaba en su red. Cuando tenía varias salía a la orilla y se las daba a sus hijos.
Los hijos comenzaban su tarea sin prisa pero sin pasar por alto ningún detalle: el tacto, el olor de la piedra, el sabor áspero y salado, el sonido al chocar con otras piedras...Sólo unas pocas eran seleccionadas a lo largo del dia.
El último día de vacaciones, cuando ya habían reunido las suficientes piedras, después de pasar toda la tarde mirándolas, tocándolas, oyéndolas...Las devolvieron al mar.
Pep Bruno